jueves, 22 de mayo de 2008

PONENCIA, Guillermo Fernandez

PSICOLOGÍA TRANSPERSONAL: CIENCIA Y ESPIRITUALIDAD


Buenas tardes. Les voy a contar tres historias, tres relatos. Como bien es sabido por todos ustedes, los relatos cuentan versiones de cómo sucedieron las cosas, es decir, no son verdades fundamentales. La primera historia es un poco más larga, y trata acerca de la historia del hombre y de la mujer, que es también hablar de la historia de la sociedad. La segunda será un poco más corta, y la tercera... ya la verán.

En el principio, el ser humano, como otros muchos mamíferos, cazaba, recolectaba, vivía en comunidades, jugaba, se relacionaba… y moría.

En mi opinión la diferencia entre los humanos y los otros animales era EL SENTIDO QUE PARA ELLOS TENÍA LA VIDA.

Eran seres nómadas, e iban donde iban los animales que ellos cazaban. Su vida dependía de ellos. Ellos vivían porque estos animales morían. Eran conscientes de este equilibrio. Cuando los cazadores volvían, hacían un banquete y lo celebraban. Cuando volvían con las manos vacías, las mujeres que habían estado recolectando y recogiendo todo lo que la naturaleza les proveía en esa época, sacaban sus frutos y los compartían con toda la tribu. HOMBRES Y MUJERES ERAN IGUALES. Sin la carne que traían los hombres, pasaban hambre, sin los frutos ysemillas que recolectaban las mujeres, morían en épocas de escasez en la caza. Todos tenían una función, y ésta era sagrada. Pues su supervivencia dependía de ello. El hombre respetaba a la mujer, y la mujer respetaba al hombre.

SUS MUERTOS VIVÍAN CON ELLOS. Tenían su sitio en los banquetes, en los festejos y en el hogar. En muchas ceremonias eran los que presidían. Los vivos les honraban y les recordaban, y ellos les protegían de los malos espíritus y les ayudaban en los tránsitos importantes de la vida. Para ellos, como dice Bert Hellinger, “ni los muertos están tan muertos, ni los vivos tan vivos”. El miembro que mediaba entre ambos mundos era EL CHAMÁN, UN CAZADOR TRAMPOSO, 100% DEMONIO, 100% DIVINO. Y junto a él estaban las patronas de las mujeres, las Hermanas sagradas, que conocían el arte de tejer cestas, los secretos de las plantas, la duración de las estaciones y el misterio de la fertilidad. Ni el cazador tramposo ni las Hermanas divinas dominaban, pues la mujer y el hombre eran iguales.

A lo largo de los milenios, EL CLIMA CAMBIÓ, la tierra se hizo menos fértil y numerosas manadas de animales desaparecieron. Afortunadamente, las mujeres descubrieron el secreto de cultivar las semillas. Con su conocimiento de las plantas salvajes y del ciclo de las estaciones, empezaron a recolectar y sembrar cereales silvestres. Inventaron la agricultura. En poco tiempo hombres y mujeres se establecieron entre los campos cultivados y aprendieron a domesticar animales salvajes.

En la nueva era agrícola, la fertilidad de los campos y de la familia se convirtió en lo primordial. APARECIÓ entonces LA GRAN DIOSA MADRE. Lo femenino fue eclipsando a lo masculino. Para los antiguos cazadores y recolectores tener muchos hijos era una carga lujosa. Ahora era una bendición, pues era muy útil para el nuevo sistema de supervivencia. Los chamanes-cazadores fueron sustituidos por sacerdotisas y sacerdotes. La religión se convirtió en algo digno y predecible, al igual que los ciclos de las estaciones tan vitales para el cultivo. Ser hombre ya no significaba ser cazador, sino convertirse en un sirviente de la Gran Madre.

Cuando la gente se estableció en aldeas permanentes empezó a acumular posesiones,grandes desigualdades entre ricos y pobres, y hambrunas periódicasasí como empezó la guerra. Las batallas se convirtieron en algo planificado y organizado a sangre fría. grandes reservas de grano y alfarería, manadas de animales y edificaciones. Aparecieron por primera vez cuando fallaban las cosechas por las épocas de sequía. En estas situaciones, los agricultores tenían que tomar otras tierras, por la fuerza. Fue

PARA SOBREVIVIR, LOS AGRICULTORES SE DESPLAZARON A CIUDADES FORTIFICADAS. Y FUE ASÍ CÓMO LOS HOMBRES SE CONVIRTIERON EN GUERREROS.

Los guerreros se agruparon alrededor de dirigentes carismáticos, y éstos se convirtieron en jefes. A su vez los jefes asumieron el mando de la vida de las aldeas, y dieron un nuevo sentido a la acumulación de los suministros y al trabajo de los hombres y las mujeres, en aras de la defensa. Surge por primera vez una jerarquía de poder, con el jefe supremo por encima, después los guerreros y todos los demás por debajo. Luego aparecieron los reyes, la esclavitud… el guerrero se convirtió en el ideal de la masculinidad, y por cuestiones de supervivencia, se favorecía al niño sobre la niña. Las mujeres fueron perdiendo terreno frente a los hombres. El patriarcado fue tomando forma. Desde entonces ser hombre significaba ser un guerrero, matar sin miedo ni remordimiento, dominar a las mujeres y aspirar a ser el jefe gobernante, aspirar al poder.

Yo no tengo necesidad de ir por la calle con un machete o con una pistola (al menos en España). Sin embargo los valores que predominan en una sociedad son los mismos valores que sustentan las sociedades guerreras. Les voy a decir una serie de conceptos que ustedes reconocerán perfectamente, a pesar de que no tienen que ir por la calle con un machete para defenderse: la competitividad, el no mostrar tu miedo ni tus emociones, el tratar de ascender siempre lo máximo posible o si no te convertirás en un perdedor, sólo sobreviven los más fuertes… y en otro sentido: lo femenino asociado a la debilidad, las emociones, el servicio, el sometimiento, etc. ¿Les recuerda esto a algo? ¿al mundo de la empresa? ¿al mundo laboral? ¿la universidad? Aunque no tengo que llevar armas por la calle para defenderme, vivimos en una sociedad sustentada por los valores que sustentan las SOCIEDADES GUERRERAS.

En la mitología, la gran Diosa Madre fue deformada y convertida en un ser malévolo y destructivo. El rey guerrero se convirtió en fuente de luz, bondad y gloria.

Frente a la figura del héroe-patriarca, el antiguo chamán cazador, mitad tramposo, mitad sagrado, fue convertido en el demonio, en el mal. Y se le desterró.

La época cazadora-recolectora duró 65.000 años. La agricultora, empezó hace 10.000 o 15.000. y las sociedades guerreras empezaron hace 6.000. Vivimos el último y más reciente periodo de vida en sociedad.


Ahora les voy a contar el segundo relato.

No sé si han oído hablar de Vygotsky. Ha sido uno de los grandes genios de la psicología de este siglo, y vivió en Rusia, a principios del siglo XX. Se dedicó a estudiar la relación entre la mente, el lenguaje y la sociedad. Este hombre descubrió una cosa: la naturaleza de la concienca. Se dio cuenta de que la conciencia aparece fruto de “meter dentro de nosotros mismos, el mundo que nos rodea”. Los diálogos entre nosotros y nuestra madre, o nuestro padre, o nuestros hermanos y hermanas cuando somos chicos, empezamos a reproducirlo dentro de nosotros. Esto va evolucionando y se va convirtiendo en algo más complejo, en nuestro pensamiento y nuestro diálogo interior. De hecho la imagen que tenemos de nosotros mismos, en cierto sentido, está hecho de estos diálogos introyectados. Se puede decir, que nuestra cultura configura nuestra mente. Y yo les pregunto: ¿qué individuos produce una sociedad que se sustenta en los valores que sustentan las sociedades guerreras?


Y por último, para contarles el último relato de todos, necesito que hagan algo.

Les voy a pedir que se pongan de pie. Por favor, pónganse de pie... no es lo único que les voy a pedir. Las mujeres se van a inclinar sobre el pecho del hombre que tengan más cercano (si hay más mujeres que hombres, por favor, túrnense), apoyen su oído y escuchen su corazón. El hombre ayuda a la mujer, y le apoya su mano en la espalda o en la cabeza. Y escuchen.

Ahora el hombre se va a inclinar sobre el pecho de la mujer. Y la mujer le va a apoyar su mano en la espalda, o el hombro o la cabeza. Y escuchen. Escuchen.

Ahora las mujeres escucharán el corazón de las mujeres. Y los hombres escucharán el corazón de los hombres.

¿Qué es lo que han oído? ¿qué han sentido?

Colorín colorado, este cuento se ha acabado.

martes, 13 de mayo de 2008

RECITAL CHILANGO ANDALUZ

AQUÍ OS OFRECEMOS UNA MUESTRA DE LO QUE FUÉ EL RECITAL

Una ciudad son sus tejados,
irregular y caprichosamente
distribuidos
que forman, sin saberlo,
la superficie del mundo.
Su mudez de piedra.
Su paisaje que muere
donde no llegan los ojos.
Su altura.

Una ciudad son sus tejados
y los gatos que los habitan
presa del hambre
y su frio comun,
sus chimeneas torcidas
como la dignidad de una escoba.

Una cuidad son sus tejados
siempre en perspectiva,
una ciudad son sus tejados
y el alba que se esconde
de la noche
entre ellos,
arrastrándose, moribunda,
sabiendo lo que le espera.

Borja de Diego

Como barcos de papel

Creyendo conocer la vida,
la cruzamos como barquitos de papel
en alta mar.

Caminamos con los ojos
teóricamente abiertos
por áreas de servicio.
Adoramos la velocidad.
Salvaguardamos la costumbre.
Algunos imploramos el naufragio.

Luego despertamos,
o eso parece, y ya no vimos
lo que debíamos ver.

Todo hombre de verdad
guarda metralla en los ojos.
A todo hombre de verdad
le escuece la mirada.

Borja de Diego

Vagones.

Solemos espantarnos en el metro
de sus habitantes mudos,
de sus miradas juiciosas y permanentes:
fijas en nuestro pasado
fijas en lo que dejamos en la anterior estación

y suelo aburrirme
sobre todo por las mañanas,
en que inocentes rozamos
nuestra carne con la ajena
y somos bellos mientras lucimos sardinas.

Alivia la alarma
cuando predestina nuestro arribo,
alivia el convoy
al seguir de frente,
siempre sólo
por la única vía que nunca se queda atrás,
como nosotros: brillando de tiempo perdido.

Iván Vergara


Quinientos años

Portugal es un país de rocas
esculpidas como atlantes
que asoman un dedo al mundo.

Portugal es un país de mares
con dientes de luciérnaga
que siempre – irremediablemente –
despiden al sol.

Portugal es un país que todo
cuenta en silencio,
sus mujeres lo saben,
sus secretos son oro bravo.

Portugal es un país de bisagras
añejas desde los huesos
y nadie sabe de sus llaves.

Te entierra sus ojos
con una sonrisa cauta y mora,
te deja con el murmullo
de los salones antiguos
y sus antiguas delicias.

Portugal me pesa,
me orilla a izar bandera
para descubrir como hace quinientos años
la locura que me conduce por sus calles,
y que entonces, hace quinientos años,
me orilló a tirarme al mar
para ahogarme de mundo.

Iván Vergara

domingo, 11 de mayo de 2008

PONENCIA, Javier Vivó

BAJARSE DEL PEDESTAL: SUPERANDO EL ANTROPOCENTRISMO.

El diccionario de la Real Academia Española de la Lengua define así el término “Antropocentrismo”: “teoría filosófica que sitúa al hombre como centro del universo”. Ateniéndonos a esta definición, en su sentido literal, el antropocentrismo fue descartado por el modelo copernicano, aunque la idea heliocéntrica ya se recoge en la recopilación de Ptolomeo para la biblioteca de Alejandría. Además, el uso de la palabra “hombre” para referirse a la especie humana, resulta un tanto decimonónico.

La definición de la Wikipedia, en cambio, es más apropiada para los propósitos de mi exposición, esta es: “Doctrina que hace al Ser Humano medida de todas las cosas, su naturaleza y bienestar son los principios de juicio según los cuales deben evaluarse los demás seres y la organización del mundo en su conjunto”.

Este es el antropocentrismo que debemos superar si queremos llegar a conocer lo que realmente somos. Si lo que queremos no es conocer lo que somos, sino subirnos al carro del bienestar y disfrutar de la vida, podemos llevarnos el pedestal con nosotros. Aunque personalmente, creo que el bienestar y el disfrute de la vida ha de pasar por el conocimiento de nosotros mismos; si no, difícilmente nos envolveremos en este mundo vertiginoso donde el bienestar se vuelve más y más ansiado, y a la vez, intangible e indómito.

Tener una idea de nosotros mismos y de nuestra posición en el universo requiere, principalmente de dos cosas: la capacidad de crear un modelo del universo, y la capacidad de incluirnos en él.

La capacidad de crear un modelo del universo no es exclusiva de nuestra especie, y no está del todo claro hasta donde se extiende esta capacidad en el resto de especies. La perspectiva desde nuestro pedestal nos ha enseñado que el resto de especies no puede simular un universo, sino un “entorno”. Por otro lado, el modelo “global” de las aves migratorias o el hecho de que la luz de la luna, y en su ausencia la luz de las estrellas, guíe el vuelo de las polillas nocturnas, plantea cuestiones que no deberíamos ignorar.

Lo mismo podría decirse de la capacidad de incluirse uno mismo en ese modelo de universo, aunque a este respecto sí parece que los candidatos son menos. Comenzamos a conceder esta capacidad a los simpáticos chimpancés y delfines, y hasta nos preguntamos a veces si cuando llamamos a nuestro perro por su nombre se sentirá identificado con ese nombre o simplemente responderá a un estímulo “instintivo”. Sin embargo un elefante marino (o terrestre), un lince o un halcón no sabe quién es, seguramente porque no se reconoce en el espejo.

De momento, parece que Hommo sapiens es el único lo suficientemente sabio como para tener una idea de sí mismo y de su lugar en la realidad. Y esta idea, por ahora, niega dicha capacidad en el resto de especies.

Las preconcepciones antropocéntricas de la realidad son producto del patrón de inclusión en el mundo de nosotros mismos que utilizamos, y para superarlas hemos ido modificando este patrón. Mi propósito es seguir los pasos de este cambio y, si fuera posible, incitar a la curiosidad hacia estas dos preguntas: ¿Qué somos?, ¿Dónde estamos?

El paso de un modo de vida cazador-recolector a un modo de vida agrícola, propició lo que hemos convenido en llamar “aparición de la filosofía”, aunque les pese a las biólogas cavernícolas que inventaron la agricultura. Con todo, la aparición de la filosofía desplaza a los Dioses, caprichosos e impredecibles, del centro del mundo y sitúa en este centro a la naturaleza, que el Ser Humano puede comprender, explicar y gestionar.

Platón, por famoso y no por primero, nos enseña dos mundos diferentes: el mundo físico en el que nos desenvolvemos, y el mundo de las ideas, del cual el mundo físico es representación imperfecta. Para llegar a comprender la realidad que nos rodea tenemos que hacer uso de otra realidad a la que tenemos acceso a través de la razón. Y la razón, para Platón, es exclusiva del ser humano (el alma venía incluida en el lote, y por tanto tampoco disponían de ella el resto de animales y plantas, que eran los únicos organismos vivos que se sabía Platón).

Esto último no le hizo mucha gracia a Aristóteles, que por lo visto tenía perro, y decidió que los animales sí tenían alma, aunque les negó la capacidad de razonar, y ahí siguen, los pobres, separados de nosotros por el abismo del “ni pa ti ni pa mí” aristotélico.

Con el regreso de los Dioses, esta vez reencarnados a imagen y semejanza del macho de la especie, la filosofía se dedicará con devoción a la fabricación de calzadores con los que introducir a Dios en las ideas platónicas y aristotélicas. Fabricar calzadores estaba mejor visto que fabricar teorías. Hasta tal punto, que un teórico tan metódico como Descartes, tuvo que fabricar su propio calzador divino para unir su “res cogitans” con su “res extensa”.

Galileo tuvo que negar su teoría heliocéntrica, que le había costado cincuenta años de minuciosa investigación e interpretación de las ideas de Copérnico, por no ser capaz de fabricar un calzador apropiado o por no querer hacerlo. Sin embargo, Galileo nos enseñó un universo cuyo centro no somos, sino orbitamos. Además, su telescopio facilitó el progresivo alejamiento del centro del universo al que nos ha conducido la astronomía.

Habíamos perdido definitivamente la posición central, pero conservábamos nuestro papel principal en el teatro del mundo, seguíamos siendo únicos. Esto nos situaba en un cómodo lugar entre el resto de seres de la creación y el Dios creador. Hasta que la propia creación se vio amenazada por una nueva teoría, la evolucionista. El sentimiento de orfandad causado por lo que el filósofo Daniel Dennett llama “la peligrosa idea de Darwin”, ocasionó una oleada de detractores de la teoría de la evolución de las especies por selección natural, y es de entender. En su época, Charles Darwin generalizó a la especie humana como una mera parte del reino animal, descendiente de éste: un hecho que aún en la actualidad es objeto de acoso político en los desiertos intelectuales de EEUU.

Hoy todos aceptamos la Teoría de la evolución, con notables excepciones, pero en general, no es del todo comprendida, y en muchos casos, se traduce en la somera aceptación de que venimos del mono. Lo que la teoría de la evolución nos dice en realidad es que la madre de la madre de la madre de la madre... de la madre de nuestra madre era una hembra de simio que vivía en los bosques africanos, y que la madre de la madre de la madre... de la madre de esta hembra de simio era una hembra de pez pulmonado que se beneficiaba de las ventajas del medio terrestre, y que la madre de la madre... de la madre de esta hembra de pez era una bacteria que se tostaba en los mares cálidos y poco profundos del Arqueozoico. Pero la idea que no es tan bien entendida a pesar de ser la más relevante para la comprensión profunda de la teoría de la evolución es la siguiente: cada una de estas madres no se diferenciaba de su hija más de lo que nosotros nos diferenciamos de nuestra madre. Por tanto, de un modo gradual, sin abismos insalvables, aquellas bacterias se han convertido en nosotros, y lo que sea que en ellas pueda llamarse conciencia, a dado lugar a la nuestra.

En la Era Moderna, el exponencial desarrollo científico y tecnológico nos revela un mundo nuevo, donde más preconcepciones antropocéntricas se derrumban a cada nuevo descubrimiento. Cada disciplina tiene su propio derribo.

En el terreno de la astronomía, los descendientes cada vez más evolucionados del telescopio de Galileo desvelaron que el sol es sólo una estrella de entre las miles de millones de estrellas que forman nuestra galaxia, que es sólo una de entre las miles de millones de galaxias que forman nuestro universo en expansión.

En Física, la relatividad general de Einstein destruye otro abismo dualista mostrándonos el espacio-tiempo como verdadero tejido del cosmos. Por otro lado, el estudio de los fenómenos cuánticos hace tambalear los cimientos del pensamiento racional, desvelando un microcosmos caótico e incomprensible, donde la incertidumbre no nos permite ver más allá de las probabilidades de los sucesos, ya que las leyes de Einstein en que nos basábamos parecen no funcionar a nivel cuántico. Más recientemente, la Teoría de cuerdas, que aparece como intento de unificar las teorías macrocósmicas con las microcósmicas, propone un modelo de “multiverso” formado por un número indeterminado de universos “en serie” o “en paralelo”, y nada menos que once dimensiones.

La biología ha sido quizá la disciplina que más preconcepciones antropocéntricas ha derribado. El descubrimiento del ADN por Watson y Crick y su posterior estudio evidenció que muchos de nuestros genes fundamentales se diferencian en poco de los de la levadura o la mosca de la fruta, o que los seres humanos no tienen tantos genes como cabría esperar, y que de hecho tienen menos genes que muchos animales, e incluso que las patatas.

Por otro lado, el estudio de la evolución de las especies dio lugar a lo que se conoce como Neodarwinismo, que, entre otras cosas, trató de establecer cuál era el verdadero agente de la evolución biológica. En principio se creyó que la evolución opera para la supervivencia de la especie. Pero esta idea fue descartada en favor de los genes como verdaderos agentes de la evolución, ya que son ellos los que perduran a través de las distintas generaciones de individuos y de especies.

En su libro El gen egoísta, Richard Dawkins nos explica como los genes luchan y cooperan entre sí por su propio interés egoísta, construyendo para ello sofisticadas máquinas de supervivencia. Estas máquinas de supervivencia somos nosotros, los organismos vivos, y estamos fabricados y programados por nuestros genes para facilitar su replicación en el medio competitivo de la selección natural.

Pero el egoísmo de nuestros genes no es suficiente para explicar por completo nuestro complejo comportamiento social, que a veces parece ir incluso contra el beneficio de los genes, como en el caso del celibato, la anticoncepción o el suicidio.

La explicación más común es la cultura como condicionante de nuestra conducta. Dawkins, al final de su libro señala que la cultura experimenta un proceso evolutivo similar al biológico y establece una analogía entre el agente de la evolución biológica (el gen) y el agente de la evolución cultural (que él denomina “meme”, en inglés meme por su similitud fónica con gene, gen). El meme sería la unidad mínima cultural que se replica por imitación, como el gen es la unidad mínima biológica que se replica por reproducción.

Susan Blackmore, en su libro “la máquina de los memes” desarrolla una teoría memética, en la que los memes llevan las riendas de la evolución cultural como los genes llevan las de la evolución biológica. Según su tesis, el yo con el que nos identificamos es un complejo de memes que decide por nosotros y nos hace creer que somos nosotros los que elegimos. Citando a la Dra. Blackmore, “existe una criatura biológica que toma yogur cada día, pero no existe un yo adicional que adora el yogur”.

Esta idea del yo como complejo de agentes a un nivel inferior también ha sido planteada por la biología celular y molecular. Los postulados que predominan en estas disciplinas nos describen como comunidades de células, llegando a incluir los procesos mentales, y por tanto nuestro yo íntimo, entre los productos de esta interacción celular a nivel molecular.

La teoría de la endosimbiosis de Lynn Margulis propone que la célula eucariota es a su vez una comunidad de bacterias que se unieron para dar lugar a los diferentes orgánulos de las células nucleadas que nos conforman. Así pues, seríamos una comunidad de comunidades de bacterias. Visto así parece que el cotarro lo manejan en última instancia las bacterias, las primeras habitantes del planeta, esas primeras madres a las que nos remonta nuestra evolución y que, de algún modo, seguimos siendo.

El próximo abismo a salvar es el de la mente. Seguimos defendiendo que nuestra mente, por algún mecanismo que no sabemos aún explicar, es diferente. Los humanos no nos adaptamos al medio, sino que adaptamos el medio a nuestra conveniencia, hemos poblado cada rincón del planeta, hemos cruzado todos los océanos y hasta pisado la luna, hemos creado el arte, la religión, los helados... Por todo esto, nuestra mente tiene que ser diferente. Pero ¿qué es, exactamente, la mente?

La teoría computacional de la mente la define como un sistema de órganos de computación que procesa datos del entorno y elabora respuestas. El psicólogo Steven Pinker combina esta teoría con la teoría de la evolución para definir la mente como un sistema de órganos de computación diseñado por selección natural para resolver los problemas con que se enfrentaban nuestros antepasados evolutivos en su estilo de vida cazador-recolector. Según él, la mente humana es producto de la evolución, por tanto, nuestros órganos mentales o bien se hayan en la mente de los simios (y tal vez de otros mamíferos o vertebrados), o bien evolucionaron arreglando y rehaciendo la mente de los simios. Esto tiene dos implicaciones importantes. Por un lado, el paso de la mente “primate” a nuestra mente “diferente” ocurrió de modo gradual, sin ningún tipo de abismo de por medio (el verdadero abismo que observamos y nos confunde es fruto únicamente de la extinción de nuestros ancestros, si Neardental, Hábilis, Erectus, Australopitecus, etc, vivieran hoy entre nosotros, ¿quiénes de ellos defenderían con nosotros los derechos humanos y a quiénes seguiríamos aún explotando?). La segunda implicación del postulado es aún más útil a mi propósito: nuestra mente no es diferente “en esencia”, sino “en cantidad”, concretamente, “en complejidad”.

La visión evolucionista en el campo de la psicología y la medicina, advierte que la mayoría de enfermedades y disfunciones son fruto de la discordancia entre el estilo de vida ancestral para el que nuestro organismo (cuerpo y mente) está diseñado y el estilo de vida moderno. El pedestal, después de todo, no nos hace tanto bien como creemos.

Para Antonio Damasio, Profesor David Dornsife de Neurociencia, Neurología y Psicología en la universidad de Southern California, la mente está perfectamente integrada en el cuerpo, y se sirve de él como marco referencial. Los datos que el cerebro computa no provienen del medio externo, sino del estado físico-químico del cuerpo. Estos datos se obtienen por separado de distintas áreas del cuerpo, se procesan por separado en los distintos módulos cerebrales, y cada módulo, por separado, envía distintas señales a las distintas áreas del cuerpo encargadas de las respuestas. No existe ningún órgano central al que acudan todos los datos ya procesados y que evalúe una respuesta consciente o tome parte del proceso de cualquier otro modo. Así que ¿dónde está exactamente ese yo que pasa calor en verano, paga su hipoteca, le encanta el curry verde y detesta a Joaquín Sabina?

Otro neurólogo, Robert Sapolsky, explica esta integración de la mente en el cuerpo mediante un ejemplo práctico: Imagine que se encuentra caminando en medio de una multitud y alguien detrás de usted le golpea en el pie con fuerza. Su sistema límbico reacciona instantáneamente a la agresión y lo mismo sucede con su sistema autónomo, que segrega adrenalina, acelera el corazón, activa las glándulas sudoríparas, etc. Su sistema límbico y su sistema autónomo se predisponen para una respuesta común, en este caso volverse gritando: “Pero que coñ...”. Pero al volverse, usted ve las gafas oscuras y el bastón blanco. “Ah, es un ciego, por eso se tropezó conmigo, no pasa nada”. Un pensamiento que surge y se desvanece en dos segundos. El sistema límbico ha resuelto el conflicto, pero el sistema autónomo funciona como un tren de mercancías; coge velocidad de un modo gradual y le cuesta mucho pararse. Después de que los pensamientos que han generado esta respuesta han pasado y desaparecido, la adrenalina de su cuerpo tarda en desaparecer de su flujo sanguíneo, el corazón tarda en ralentizarse, etc. Por eso, si inmediatamente después de haber perdonado al ciego, otro transeúnte, esta vez vidente, tropezara con usted, seguro que éste sí se llevaría su correspondiente bronca, MÁS la que no se llevó el ciego en su momento. Sapolsky, en un ensayo titulado “Anatomía del mal humor”, sugiere que esta diferencia en la velocidad de acción de los distintos sistemas que nos integran, podría explicar la tremenda dificultad que nos supone poner fin a una discusión de pareja.

Con todo, la cuestión que nos sobreviene de forma natural es: Aun aceptando que somos la integración de diferentes sistemas trabajando por separado, ¿no somos “nosotros” quienes controlamos y decidimos nuestras acciones últimas? Pues va a ser que no. Al menos así lo sugiere el experimento de otro neurólogo, Benjamín Libet. Se pidió a un grupo de participantes que pulsasen un botón al recibir la orden, mientras se cronometraban tres acciones: el inicio del movimiento, el momento de la toma de decisión y el desarrollo de un patrón de actividad cerebral llamado “potencial de disposición”. Este patrón se da justo antes de iniciar una acción compleja y se asocia con una planificación cerebral de rutinas y subrutinas que han de llevarse a cabo. Se trataba de averiguar si la decisión de actuar iría por delante o a la zaga del potencial de disposición. Las mediciones concluyeron que el potencial de disposición se adelantaba unos 350 milisegundos a la toma de decisiones.

Nuestra apreciación consciente del entorno es más lenta que la sucesión de eventos y si no nos damos cuenta es porque no somos conscientes de esta demora que Libet define como “datación subjetiva apriorística” y Dennet como “ilusión benigna de usuario”. A este respecto, me gustaría constatar experiencias personales que seguramente todos compartimos. Por ejemplo, esquivo un objeto (una mosca que se dirige inexorablemente hacia mi ojo izquierdo o un Renault Twingo que aparece de la nada cuando cruzo despistado una calle), y después me doy cuenta de lo que ha ocurrido y pienso: “lo esquivé de milagro”. O al revés, tropiezo con el jarrón de la dinastía Ming que todos tenemos en la entradita, y lo capturo en pleno vuelo, sin siquiera soltar las bolsas de la compra y sin que se me caiga el periódico de debajo del brazo, luego me doy cuenta y pienso: “soy un crack”. Todos hemos tenido experiencias de este tipo, que a veces nos tientan a conferirles tintes de sobrenatural, ángeles de la guarda y demás.

Como vemos, seguimos superando el antropocentrismo. El futuro parece lleno de posibilidades para tumbar las pocas preconcepciones antropocéntricas que nos quedan, aunque por otro lado, la opinión pública, sigue siendo reacia a desprenderse del pedestal sobre el que ha sido adoctrinada. Rodney Brooks, director del laboratorio de Inteligencia Artificial del Instituto de Tecnología de Massachussets, dice: “En el futuro nuestra propia humanidad se sentirá amenazada, y es posible que esto conduzca a luchas encarnizadas por lo que son esencialmente ideas intelectuales y religiosas.”

Ya estamos observando estas luchas en terrenos como los alimentos transgénicos o la investigación con células madre, y la tensión aumentará con el descubrimiento de más maneras de manipular nuestra naturaleza. Para Brooks el conflicto vendrá de la dificultad de aceptar que somos máquinas, y que por tanto, podemos ser objeto de las mismas manipulaciones tecnológicas que aplicamos a las máquinas. La tecnología biónica es la candidata a salvar el último abismo, el que existe entre la materia viva y la inerte.

Para finalizar, quisiera dejar claro que esta exposición no pretende devaluar al ser humano. Tampoco juzgarlo. Simplemente constatar que lo que realmente somos, con toda su grandeza y unicidad, va mucho más allá de lo que hemos llamado “el Hombre” e incluso de aquello que en lo más íntimo sentimos y protegemos como nuestro yo.

Me gustaría terminar leyendo unas palabras que aparecen al final del libro de Damasio “El error de Descartes”.

“La mente completamente integrada en el cuerpo que yo concibo no renuncia a sus niveles de operación más refinados, los que constituyen “su alma y su espíritu”. Desde mi perspectiva, este alma y espíritu, con toda su dignidad y escala humanas, son ahora estados complejos y únicos de un organismo. Quizá la cosa más indispensable que podemos hacer como seres humanos, cada día de nuestra vida, es recordarnos a nosotros mismos y a los demás que somos complejos, frágiles, finitos y únicos. Y esta es, desde luego, la tarea difícil: desplazar el espíritu de su pedestal en ninguna parte hasta un lugar concreto, al tiempo que se conserva su dignidad y su importancia; reconocer su humilde origen y su vulnerabilidad, pero seguir dirigiendo una llamada a su gobierno”.

jueves, 8 de mayo de 2008

PONENCIA, David Vizcaíno

ORTEGA Y GASET: EL PROFESOR DE BOLSILLO

Vengo a hablaros de Ortega, aquel filosofo español que anduvo alumbrándonos con su pluma, desde la publicación de su primera obra Meditaciones del quijote alla por el año 1914 hasta hoy mismo, o mejor dicho hasta mañana, un mañana que no acertamos a indicar, porque las vidas se apagan, pero las plumas y lo legado nunca lo hacen.

Y no vengo a profundizar en su filosofia, que para eso ya hay otros que sin duda lo haran con mejor tino y mas acierto. Sino a contaros algo, algo interesante, y que no es realmente mucho más que un pequeño análisis de la suerte que tenemos de contar entre nuestros ilustrados con este hombre, con José ortega y Gasset.

El qué quiero decir con esto del análisis de esta suerte es lo que he venido a tratar con vosotros.

El titulo de esta ponencia es Ortega y Gasset: el profesor de bolsillo. Bajo tal rótulo vive la idea de que con este autor podemos llevar siempre con nosotros a un maestro en el bolsillo,y no uno cualquiera, sino uno de los buenos.

Esto se debe a dos motivos fundamentales; uno que podríamos calificar de material, y otro que se desliza por los terrenos de la metodología, es decir, de la forma que tiene este autor de acercarnos su conocimiento.

El material no es otro que el hecho de que la gran mayoria de sus obras, sino todas, estan editadas en grandes volúmenes lujosos, con caras encuadernaciones en piel y tambien en libros de bolsillo, mucho mas acordes con presupuestos más humildes; el otro motivo, que pasa por ser el más importante es el estilo y la cercanía de Ortega.

La cercanía de la que hablo es la que nos ofrece la cultura, Ortega es español y eso es un mundo, y es un mundo porque se nota, sobre todo si como nos dice en una de sus obras no solo es español sino que escribe para españoles, es gran conocedor de la situación estructural del pais, de sus gentes y de las necesidades de la epoca, de manera que en sus libros no cuesta ningún trabajo sentirse no ya reflejado, sino comprendido.

El que sea español tambien entraña desde luego que de entrada y de un plumazo nos vamos a quitar de encima el incordio de las traducciones, y no solo porque estas sean malas o buenas, sino porque una traducción siempre entraña una interpretación y es por ello que se pierde parte de lo que nos transmite el autor original de la obra. Porque no solo se pierde la imposibilidad de, por ejemplo, la traducción de los bien llamados juegos de palabras intraducibles, sino porque todo autor, toda persona en ultima instancia se haya inmersa, utilizando una expresión muy ortegiana, en una circunstancia y parte fundamental de la misma es la cultura en la que uno esta inscrito, en la que uno se ha desarrollado como persona, en la que uno ha nacido.

Es parte de este, llamemoslo espíritu, aquello a lo que más dificulta el acceso una traducción. Con lo cual no pretendo indicar que dicho espíritu sea inalcanzable ni tampoco menospreciar, ni mucho menos la labor de los traductores, pues resulta una tarea terriblemente compleja y a la que sin duda alguna debemos el poder hablar hoy en dia de la cultura europea tal y como la conocemos, sino solamente apuntar aquello que ya todos sabemos, no hay nada como leer al autor en su lengua original.

Sin embargo, y volviendo al tema que nos ocupa, no es esta la única ventaja, Ortega no solo es filósofo sino que es tambien, y quizá entiendan algunos que sobretodo, periodista, de hecho bajo su dirección se creo una de las revistas de mayor reconocimiento del S.XX la Revista de Occidente.

Desde luego lo que no vamos a negar el matiz que dicha profesión imprime a su filosofia, sin embargo, a mi entender este matiz afecta exclusivamente a su forma de alcanzar a los lectores y apresarlos con un verbo realmente encomiable.No podemos obviar que la gran mayoria de las obras de Ortega son compilaciones de artículos publicados en varios periódicos, sobre todo en El Sol, y de cursos o conferencias universitarias. Esto refuerza la percepción de profesor que de él puede tener el lector.

Hay una frase que según el propio Ortega resume su filosofía, y es una frase que seguramente conocemos todos; Yo soy yo y mi circunstancia…sin embargo en numerosas ocasiones se omite la segunda parte de esta sentencia, que resulta igualmente importante que la primera y la completa de la siguiente manera;

Yo soy yo y mi circunstancia…y si no la salvo a ella no me salvo yo.

En esta frase podemos encontrar tanto el germen de la filosofía ortegiana, como la razón de que la misma no se encuentre sistematizada en un solo libro del que podamos decir; toma, aquí tienes la filosofía de Ortega.

El yo y la circunstancia son dos conceptos básicos en su filosofia. El significado de esta primera parte podemos resumirlo en la idea de que todo hombre se haya inscrito en una circunstancia, en una realidad que se le presenta como problema a resolver, el mundo es así un gran enigma ante nosotros, un gran problema con el que nos las tenemos que arreglar.

No hablamos de un mundo en abstracto sino de aquel que se nos impone a cada uno en nuestra vida. Este es otro de los conceptos que no podemos dejar escapar.

La vida es el principio del cual todo parte, en el sentido de que en ella es donde se da un yo y donde este se encuentra rodeado por una circunstancia. Por esta razón Ortega nos habla de la vida como realidad radical, o si lo preferís como realidad última, es decir, aquella a la que remiten todas las otras.

No nos es posible concebir un yo sin una circunstancia que lo rodea y envuelve, por esto introduce ortega a la circunstancia en la propia definición del yo.

Si recordamos ahora la segunda parte de la sentencia mencionada, posiblemente aparezca con otra significación.

Recordémosla entonces, decia: ...y si no la salvo a ella no me salvo yo.

Es decir, la vida es problema a superar, decisión a tomar y la toma de esta decisiones se constituye como la propia manera de llevar adelante nuestra existencia .

La circunstancia a de ser superada y en mi opinión se supera en el vivir mismo, ya que como nos decía Kierkegard es imposible no elegir, incluso cuando decidimos no hacer nada ya estamos tomando una decisión vital. Desde luego hay multitud de formas de afrontar la circunstancia, tantas como los modos, en definitiva de vivir la vida.

Sin embargo cuando hablamos de la superación de la circunstancia no nos referimos solo a dejar atrás ciertos escollos propios de nuestra ubicación en el mundo, sino de al mismo tiempo hacerlos valer, no olvidarlos. Esto podemos encontrarlo rejlejado en la sabiduría popular cuando a menudo se aconseja no olvidar de donde proviene uno.

Reconocer, por tanto, mi circunstancia, afrontarla, superarla y llevarla siempre conmigo.

Todo esto brota de la famosa sentencia de Ortega, ese maestro al que aludía hace solo unos minutos. Y esto es en definitiva lo que él trata de hacer, no vengo yo a juzgar si lo hizo o no adecuadamente, pero en su propio modo de filosofar se desliza esta intención; artículos periodísticos, ensayos, apéndices, recopilaciones de cursos universitarios, conferencias, desde luego son formas de acercarse al público, de acercarse a los españoles, de acercarse a un país que en definitiva y , por supuesto en su opinión, se encontraba necesitado de un impulso cultural, de una lluvia de conceptos e ideas nuevas que Ortega entendía que se encontraban en Europa, estamos hablando de la primera mitad del S. XX, sobre todo en Alemania.

Es por ello que en numerosas ocasiones nos habla de la tremenda necesidad de la europeización de España, y concretando un poco más de su necesaria germanización, sin perder por supuesto sus raices e ideosincracia propias, pero si importando parte de la cultura floreciente en Alemania.

El poder del concepto era una de las necesidades de nuestro pais, esta es parte de la circunstancia de Ortega y la cercania y las formas de su filosofía eran, ademas de su contenido, su manera de superarla.

Por último me encantaria recomendaros una obra muy conocida de este autor, donde podeis sin duda ver reflejado mucho de lo que hoy he venido a compartir con vosotros.

La obra de la que os hablo fué la primera a la que tuve acceso gracias al profesor D. Manuel Barrios, al que algunos de ustedes conocereis y al que le agradezco mucho el haberla incluido en una asignatura que impartia en primero de carrera, una asignatura introductoria del mundo de la filosofía.

El titulo es precisamente ¿Qué es filosofia? Y os animo a todos a hincarle el diente, pues no tiene desperdicio y como os decia antes, con ella vais a tener el placer de contar a cualquier hora con un profesor particular, ahí, en vuestro bolsillo.

PONENCIA, Javier Villaseñor

DESARROLLO DEL CANON POÉTICO MEXICANO EN EL S.XX


Las generaciones, si bien existen en la literatura en cualesquiera de sus manifestaciones, suelen ser más visibles cuando se trata de poesía.

Puede entenderse por generación literaria un grupo de personas con los mismos intereses y deseos, orientaciones políticas, morales y estéticas comunes, y que son movidos a escribir por las mismas pasiones. Se constituye, por decirlo así, como una sociedad dentro de la sociedad.

En México las generaciones literarias se suelen agrupar en torno a revistas o tendencias, más que por las fechas de nacimiento de los autores.

Más allá de atender a números y fechas en específico, hay que atender a los hechos evidentes. En este sentido, hay que hacer caso a la sentencia de Enrique Krauze, “dime con quién andas y te diré a qué generación perteneces”.

I. El modernismo


Es la revolución literaria que tuvo su origen en la América española durante las dos últimas décadas del siglo XIX y la primera del XX, que posteriormente se extiende a España.

Si hablamos de literatura hispanoamericana, y más específicamente aún, de literatura mexicana, el modernismo es la corriente que es en realidad una pluralidad de tendencias originadas en Hispanoamérica entre 1880 y 1910. En el caso de México, estas tres décadas representan el periodo dictatorial de Porfirio Díaz, que deja el poder con el surgimiento de la Revolución Mexicana en 1910.

El modernismo surge por el afán de independencia cultural a raíz de la obtención de la autonomía política (la independencia de México es en 1810). Termina en un movimiento hispanoamericano en primer lugar que luego se inserta en una perspectiva general del idioma.

Desde el modernismo y su consecución en la vanguardia, sabemos que el idioma español no es intocable e inalterable, sabemos que es algo vivo, que cambia y se renueva, es algo que nos pertenece.

MANUEL GUTIÉRREZ NÁJERA

Es de los primeros poetas considerados modernistas. Había fundado la Revista Azul, aludiendo a la sentencia de Víctor Hugo, “L'art c'est l'azur” (el arte es azul) y al libro Azul de Rubén Darío. (Aunque los libros que había publicado antes Gutiérrez Nájera, ya desde 1883, influyen en la escritura artística empleada por Darío en 1888).

PARA ENTONCES (P. 13, Antología del modernismo)

Quiero morir cuando decline el día,

en alta mar y con la cara al cielo;

donde parezca sueño la agonía,

y el alma, un ave que remonta al vuelo.

No escuchar en los últimos instantes,

ya con el cielo y con el mar a solas,

más voces ni plegarias sollozantes

que el majestuoso tumbo de las olas.

Morir cuando la luz, triste, retira

sus áureas redes de la onda verde,

y ser como ese sol que lento expira:

algo muy luminoso que se pierde.

Morir, y joven: antes que destruya

el tiempo aleve la gentil corona;

cuando la vida dice aún: soy tuya,

aunque sepamos bien que nos traiciona


ENRIQUE GONZÁLEZ MARTINEZ

Este poeta es el que da, simbólicamente, fin al modernismo con su soneto “Tuércele el cuello al cisne”. El modernismo había pasado de ser una ruptura con los cánones antiguos y una auténtica renovación del idioma a una vacía fórmula retórica. Es decir, lo que un día fue una renovación poética de un fondo sólido, se había convertido sólo en una engañosa manera: mucha forma y poco fondo, mucho adorno y poca poesía. O como decimos en México, “mucho ruido y pocas nueces” De ahí que en el soneto se acaba con el cisne (símbolo modernista por excelencia, y más concretamente símbolo de Darío) y llega el búho, un símbolo de la razón, de la atención y de la mirada perspicaz. Es tal vez un símbolo romántico, pero implica también la llegada de la nueva mirada que son las vanguardias.

Tuércele el cuello al cisne

Tuércele el cuello al cisne de engañoso plumaje

que da su nota blanca al azul de la fuente;

él pasea su gracia no más, pero no siente

el alma de las cosas ni la voz del paisaje.

Huye de toda forma y de todo lenguaje

que no vayan acordes con el ritmo latente

de la vida profunda… y adora intensamente

la vida, y que la vida comprenda tu homenaje.

Mira al sapiente búho cómo tiende las alas

desde el Olimpo, deja el regazo de Palas

y posa en aquel árbol el vuelo taciturno…

Él no tiene la gracia del cisne, mas su inquieta

pupila, que se clava en la sombra, interpreta

el misterioso libro del silencio nocturno.


II. Las Vanguardias

Al acabar la tendencia del modernismo surgieron las vanguardias en Latinoamérica, como el creacionismo de Huidobro, el ultraísmo de Rafael Cansinos y Gerardo Diego o el mismo Borges.

Las vanguardias literarias, en concreto en la poesía, eran una respuesta al modernismo, igual que éste implicó una renovación, lo mismo buscaban las vanguardias que suelen situarse en la segunda década del siglo XX, y sobre todo buscaron la experimentación.

La vanguardia que surgió en México se llamó Estridentismo y tenía al frente al poeta Manuel Maples Arce.

Entre otros aspectos, el movimiento tenía la influencia del futurismo italiano en cuanto se refiere al culto por lo nuevo, como la tecnología de aquel entonces, junto a la rebeldía del dadaísmo. El manifiesto del Estridentismo es de finales de 1921. Entre otros puntos, destacan:

Muera el Cura Hidalgo”, “Chopin a la silla eléctrica”, “Un automóvil en movimiento, es más bello que la Victoria de Samotracia” , “Escupid la cabeza calva de los cretinos”, etc.


Aunque hay distintas opiniones sobre los alcances y el impacto del Estridentismo, la realidad es que se vio rápidamente sofocado por su propia rebeldía. (Ahora, con el paso de los años, sabemos que nadie crea a partir de cero). De cualquier forma, se puede decir que fue un movimiento sano y necesario por las ansias de renovación que mostraron sus integrantes, además de representar un movimiento de vanguardia auténticamente mexicano.

Con la llegada de las vanguardias llega la liberación también de la métrica en la poesía. Aunque hay quien continúa valiéndose de las formas clásicas para hacer poemas, el verso libre es lo que está de moda.

POEMA MAPLES ARCE.

Poema: CANCIÓN DESDE UN AEROPLANO. P. 362 Poesía en movimiento

III. Los “Contemporáneos”

Así se llamó un grupo de poetas que toma el nombre de la revista donde publicaron sus trabajos, de junio de 1928 a diciembre de 1931.

Conforman la generación con la que se consolida la versión más estructurada de la modernidad literaria en México.

Nacen entre 1899 y 1904.

Bernardo Ortiz de Montellano (1899-1949), el fundador e impulsador principal, Enrique González Rojo (1899-1939), Carlos Pellicer (1899-1977), José Gorostiza (1901-1973), Jaime Torres Bodet (1902-1974), Xavier Villaurrutia (1903-1947), Jorge Cuesta(1903-1942), Gilberto Owen (1904-1952) y Salvador Novo (1904-1974).

No se les considera un movimiento de vanguardia, sino un grupo reunido en torno a una revista.

introducen el sentido del humor para contrarrestar o atenuar la inmovilidad, ‘estigma de la raza’, practican el rigor y el profesionalismo literario [...] descubren a los verdaderos valores de la literatura y de la plástica; cumplen las perspectivas poéticas, adoptan las técnicas del surrealismo, enriquecen las posibilidades de la imagen, modifican y amplían el vocabulario poético, quebrantan el tono solemne de la literatura mexicana [...]

En la década de 1920 a 1930 la revolución en México había dejado de ser el cataclismo bélico para convertirse ya en un proceso humanista; se vive y se piensa la revolución que comienza a institucionalizarse: en 1929, Plutarco Elías Calles y sus colaboradores fundan el PNR (Partido Nacional Revolucionario), que más tarde se llamaría PRI (Partido Revolucionario Institucional). La Revolución se hizo Institución.

Mucha gente en el poder creía que los Contemporáneos no apoyaban esta causa, ni las ideas de la revolución que para entonces comenzaban a convertirse en institución. A su manera, sin embargo, eran luchadores sociales, pero en un sentido más profundo, más reposado —más racional. Gilberto Owen lo explicaba con sinceridad:

todos éramos original, esencialmente, revolucionarios, y sentíamos no necesitar de membrete que lo pregonara [...] Nacidos, crecidos en respirar aquel aire joven de México, nos identificaba un afán de construir cosas nuevas, de adoptar posturas nuevas ante la vida. Sentíamos esto lo único revolucionario y más sincero que tomar simplemente lo viejo y barnizarlo y escribir encima ‘¡Viva la Revolución!’ [...][1]

El sueño se vuelve un espacio vivo y erótico. Erótico no necesariamente en cuanto tiene que ver con el deseo sexual, sino más allá: la pulsión de vida.

Villaurrutia, EPITAFIOS

Duerme aquí, silencioso e ignorado,

el que en vida vivió mil y una muertes.

Nada quieras saber de mi pasado.

Despertar es morir. ¡No me despiertes!

Por su devoción al mundo onírico y a cuanto se refiere al inconsciente, a Villaurrutia, y en general a la primera etapa de estos poetas, se les vinculó con el surrealismo. Sin embargo, aunque se valieron de cierta estética similar al surrealismo, su poesía no fue surrealista. No se abandonaban al libre fluir de la conciencia, como lo hacían los surrealistas, sino que se mantenían, aún en el mundo de los sueños, en una vigilia y vigilancia constantes.

Uno de los poemas más importantes de toda la poesía mexicana, aún hasta la actualidad es Muerte sin fin de José Gorostiza. Se publica en 1939 y es un poema hermético y extenso, considerado como un texto filosófico además de poético.

Muerte sin fin. P. 313, CONTEMPORÁNEOS

Muerte sin fin implica el cambio de una época poética, se termina una tradición en específico y se inaugura otra.

Un poema como éste sólo se puede escribir al término de una tradición –y para terminarla. Todas las hermosas palabras heredadas de los clásicos, los barrocos y los simbolistas se desangran y la descarnada lección de poesía de Gorostiza termina con un admirable escupitajo: “anda, putilla del rubor helado, anda, vámonos al diablo”. La poesía se fue efectivamente al diablo: se volvió callejera. Desde entonces hablará con otro lenguaje.[2]

IV. Grupo Taller

Se llamó Taller, por la revista del mismo nombre. Entre ellos se encontraba el conocido Octavio Paz, Alí Chumacero, Efraín Huerta, entre otros.

Hacia finales de los años treinta en México estaba apareciendo la nueva generación literaria, los descendientes de Contemporáneos. Eran muchachos de clase media nacidos alrededor del año 1914, que se frecuentaban en los cafés, los conciertos, diversas exposiciones artísticas y particularmente en las reuniones de los grupos políticos de izquierda.

La revista comenzó lanzando su primer número en diciembre de 1938.

Un ejemplo del cambio hacia la poesía más coloquial, o callejera como la llama Paz, son los poemínimos de Efraín Huerta:


Bienaventurados los poetas pobres,

porque de ellos será el reino de los suelos.


Hombre pervertido vale por dos.


MANDAMIENTO X

No

Desearás

La poesía

De

Tu

Prójimo.



Eran abiertos al extranjero y no por ello menos orgullosos de México, aunque sin caer jamás en un nacionalismo vacío como el que durante tantos años se inculcó en el país.

El sentimiento revolucionario era muy seductor en los jóvenes inquietos que formaron Taller en 1938. Muchos de ellos se adhirieron a las teorías marxistas en la versión de Trotsky, aunque más tarde se escindirían también de estas posiciones, en parte por el pacto germano-soviético, hacia finales de los años treinta.

Las creencias poéticas que tuvo el grupo de Taller fueron muy definidas. A diferencia de los Contemporáneos, nunca vieron —ni vivieron— la palabra como un medio de expresión sino como un ejercicio absolutamente vital; el poema, al que entendían como un acto, se convirtió en ejercicio del espíritu; por ello su predilección por poetas como Rimbaud, Novalis y Blake: al igual que ellos veían en la poesía una forma extrema de comunión; de ahí que Paz creyera “que amor y poesía [nos] pareciesen las dos caras de una misma realidad”[3]. Y al igual que los surrealistas, creyeron en la unión de la poesía y la revolución, ya que ambos eran aventuras mortales capaces de curar al hombre y cambiarlo de raíz. Si esto era posible, la poesía, —como una revolución—, cambiaría la sociedad: “El poema era un acto, por su naturaleza misma, revolucionario”[4]. O más exactamente, “[…]la actividad poética y la revolucionaria se confundían y eran lo mismo”[5]. Su deseo era abolir la sociedad burguesa para hacer emerger al hombre poético, que es el hombre adánico, sin escisión ni desgarraduras. Reordenar la sociedad y el mundo frente a la opresión, la mecanización y la explotación. Con los valores poéticos, la humanidad sería más que artículos del mercado, mano de obra y sufrimiento. Por lo que en esa época, para los poetas de Taller, “amor, poesía y revolución eran tres sinónimos ardientes.

Taller y el surrealismo

A Octavio Paz se le suele vincular a la vanguardia surrealista, pero se puede aclarar que:

Sobre sus relaciones con el surrealismo hay que hacer una aclaración: Paz no se adhirió nunca al movimiento surrealista […], pero sí a la idea surrealista, especialmente a las nociones de transgresión y rebelión que la configuran[6].

Al igual que Paz, el grupo concordaba con la idea de transgresión y rebelión que difundía la vanguardia de Breton, y sobre todo con la intención que ésta tenía de devolver al hombre su dignidad e inocencia, a través de la poesía y del valor más alto de todos: la libertad.

Piedra de sol (1957), es otro de los poemas más importantes de la tradición mexicana.

CICLO, 584 VERSOS, POEMA ERÓTICO.

Madrid, 1937,

en la Plaza del Ángel las mujeres

cosían y cantaban con sus hijos,

después sonó la alarma y hubo gritos,

casas arrodilladas en el polvo,

torres hendidas, frentes esculpidas

y el huracán de los motores, fijo:

los dos se desnudaron y se amaron

por defender nuestra porción eterna,

nuestra ración de tiempo y paraíso,

tocar nuestra raíz y recobrarnos,

recobrar nuestra herencia arrebatada

por ladrones de vida hace mil siglos,

los dos se desnudaron y besaron

porque las desnudeces enlazadas

saltan el tiempo y son invulnerables,

nada las toca, vuelven al principio,

no hay tú ni yo, mañana, ayer ni nombres,

verdad de dos en sólo un cuerpo y alma,

oh ser total...

Con Piedra de sol también se inaugura otra tradición, igual que había pasado con Muerte sin fin.

V. Generación del 68 - época actual

Se le llama así por el año crítico de 1968 debido al gran impacto que causaron los cambios sociales y culturales en el país y que afectaron con gran notoriedad a una generación de jóvenes.

Hay cambios notorios en la lírica mexicana. Uno de ellos es la eliminación de cualquier tipo de código represivo, mueren al fin los paradigmas que dictaban las formas relacionadas con el llamado “buen gusto”.

De esta forma es como aparece la sexualidad con todos sus detalles y colores, o la descripción en muchos casos detallada de lo cotidiano.

El coloquialismo tiene una consecuencia clara, que es la creencia que adquieren los poetas de dirigirse a los lectores de una manera más democrática: la poesía, al fin, puede ser entendida por cualquiera.

EDUARDO Lizalde

En estas hojas,

que escribo hasta secarme, arrojo

todo el odio que tengo.

Y es inútil. Lo sé.

Sólo te digo una cosa:

si estas líneas

fueran gotas,

serían de orines.

JOSÉ EMILIO PACHECO:

DISERTACIÓN SOBRE LA CONSONANCIA

Aunque a veces parezca por la sonoridad del castellano

que todavía los versos andan de acuerdo con la métrica;

aunque parta de ella y la atesore y la saquee,

lo mejor que se ha escrito en el medio siglo último

poco tiene en común con La Poesía, llamada así

por académicos y preceptistas de otro tiempo.

Entonces debe plantearse a la asamblea una redefinición

que amplíe los límites (si aún existen límites),

algún vocablo menos frecuentado por el invencible desafío

de los clásicos.

Un nombre, cualquier término (se aceptan sugerencias)

que evite las sorpresas y cóleras de quienes

—tan razonablemente— leen un poema y dicen:

<>

En adelante han surgido nuevas voces, pero todas tienen los elementos heredados de esta generación y no se puede hablar aún de un canon actual, ya que éste llega con la luz de los años.

Los autores nacidos después del medio siglo serían ahora nuestros antecesores poéticos inmediatos. FABIO MORÁBITO. P. 79 Lotes baldíos.

De la época actual el panorama es muy vasto, fecundo y variado. POEMA CHILANGO.



[1] Owen, Gilberto. Poesía y revolución, en Lecturas Dominicales, sumplemento de El Tiempo, Bogotá, 25 de febrero de 1934. Citado por Samuel M. Gordon en el artículo “Modernidad y vanguardia en la literatura mexicana: Estridentistas y Contemporáneos”, en Merlin H. Forster (comp.) Bibliografía y antología crítica de las vanguardias literarias, Vervuert Iberoamerican, Madrid, 2001, p. 163.

[2] Paz, en Poesía en movimiento, p. 19-20.

[3] Ídem., Las peras del olmo, op. cit., p. 56.

[4] Ibíd., p. 57.

[5] Ibíd.

[6] Oviedo, José Miguel, op. cit., p. 178.

lunes, 5 de mayo de 2008

¿QUÉ ES ÁGORA XXI?

Alguien gritó: SAPERE AUDES

Ágora XXI es un encuentro cultural entre jóvenes que queremos compartir una serie de conocimientos que nos apasionan, con la idea de llevar esa pasión a todos aquellos que nos presten su atención y que quieran disfrutar con nosotros.

Así, trazando un arco desde la Filosofía y la Historia hasta la Matemática o la Economía y viendo como afloran en el trayecto de este segmento ámbitos tan dispares de conocimiento y experiencia como; La Biología, la Filología, la Poesía, la Literatura, la Pedagogia, la Psicologia y otros muchos, lo que pretendemos es generar un espacio de encuentro para los mismos y tratar de ponerlos al alcance de todos los que en un principio pudiéramos estar absortos en uno u otro camino y ajenos a la diversidad y a la riqueza que nos rodea.

Participarán con igual acogida jóvenes de cualquier sector: Doctorandos, licenciados, estudiantes, trabajadores, amantes de la observación y el inmovilismo.

Todas las ponencias se regirán por un principio divulgativo con idea de hacer accesible a todos la materia que las inspira.

Conocer es disfrutar, y compartir este conocimiento es, por tanto, compartir el gozo. Este es el principio en el que nos apoyamos y que se encuentra a la base de este proyecto.